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Los sabores de sor Juana Inés de la Cruz

Sor Juana Inés de la Cruz

Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, mejor conocida como sor Juana Inés de la Cruz, fue una mujer adelantada a su tiempo. Aunque su obra literaria es conocida en todo el mundo, no así su pasión e incursión en las artes culinarias. 

Sus recetas fueron recogidas y publicadas en un libro llamado Libro de cocina de sor Juana Inés de la Cruz. En él, sor Juana hace un recorrido por el tiempo a través de ingredientes, tanto nacionales como extranjeros, que mezcló a la perfección y que otorgaron a la comida mexicana una riqueza inigualable.

Dicho manuscrito está compuesto por 36 recetas, en su mayoría postres y dulces, y en ellas están presentes alimentos de diversas culturas, como la europea, la árabe y del Caribe. Se trata de una cocina mestiza llena de influencias y exquisitos sabores y experiencias para el paladar. Así encontramos platillos como huevos reales (de origen español), alfajores (de origen moro), gigotes (de origen francés) y, por supuesto, platillos netamente mexicanos, como el clemole de Oaxaca. 

Se dice que para sor Juana la cocina era un lugar para pagar castigos y expiar sus culpas; pero también utilizaba este sitio a manera de laboratorio “gastronómico” y como espacio de reflexión filosófica: “Bien dijo Lupercio Leonardo, que bien se puede filosofar y aderezar la cena. Y yo suelo decir viendo estas cosillas: Si Aristóteles hubiera guisado, mucho más hubiera escrito”.

Sor Juana transformó esta práctica que sólo era considerada para mujeres en un encuentro con la libertad. Ahí, entre fogones, metates y molcajetes nacieron las “filosofías de la cocina”, como ella llamaba a lo que ahí creaba.


Huevos reales

 


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